Largas filas y numerosas sonrisas se observaron frente a los cajeros automáticos en Irlanda el pasado martes. En un mundo donde la tecnología busca simplificar nuestras vidas y reducir costos, paradójicamente, fue un fallo informático el que generó graves pérdidas para la entidad financiera líder en el país. Los cajeros de los bancos permitieron a los clientes retirar más dinero del disponible en sus cuentas sin ningún tipo de obstáculo.
Las colas se extendieron a lo largo de las calles, y la impaciencia de los ciudadanos por obtener algo de dinero extra gracias a este fortuito error en los dispensadores automáticos se hizo evidente en el ambiente. La policía emitió un comunicado en el que informó sobre la detección de un «volumen inusual» de actividad en los cajeros de «todo el país».
La protagonista de esta historia es el Banco de Irlanda (BoI), que en poco tiempo anunció la resolución del problema técnico que afectaba principalmente a la aplicación en línea del banco.
Ante esta situación, también se instó a la «responsabilidad individual» de cada persona, y desde la entidad se lamentó la coyuntura, asegurando que las «retiradas y transferencias» de fondos se reflejarían en las cuentas de los clientes a lo largo del día.
El BoI recomendó a los afectados que estuvieran pasando por «dificultades» debido a un «saldo negativo» que se pusieran en contacto con sus gestores. La jornada quedó marcada por largas esperas, sonrisas y la inusual oportunidad que brindó el fallo informático a los clientes de Bank of Ireland.
